Tapiz de Escipión: Escipión libera una Princesa Cartaginesa
Autor: Andries Van den Dries
Centro de Fabricación: Bruselas, Flandes
Datación: 1636-1671
Materia: Lana y Seda
Dimensiones (cm): 422 x 315
N.º de Inventario: PD0280
Escipión, con armadura azul y manto rojo, sostiene la mano de la princesa, con las manos atadas. Dos hombres arrodillados a sus pies están atados. A la derecha, los soldados romanos observan la escena.
Tapices de Escipión
En 1959, el Palacio de los Duques entró en sus colecciones con el bello marco de tapicería del “Cuento de Escipión” tejido en Bruselas en el segundo cuarto del siglo XVII en el taller del tapicero Andries Van Dries. Van Dries fue maestro del gremio de tapiceros de Bruselas en 1635, recibió una carta de privilegio en 1642 y fue uno de los fundadores del “Pand” de esa ciudad en 1658. Todavía estaba vivo en 1671. Se le atribuyen, aunque sin pruebas documentales, la serie de Abraham del Museo Nacional de Varsovia, la serie de Alejandro del Museo de Santa Cruz de Toledo y la serie de Faetón del Kunsthistorisches Museo de Viena de Austria.
Desde el norte de Italia hasta África, el general romano Publio Cornelio Escipión (235-184/3 a.C.), combatió a los cartagineses e impuso el dominio de Roma sobre la Península Ibérica y el continente norteafricano. Derrotó a Aníbal en la batalla de Zama, batalla que marcó el final de la Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C.). Escipión hizo su entrada triunfal en Roma en el carro de la “Victoria” y fue llevado solemnemente al Capitolio, en una procesión en la que desfilaron los botines de guerra, los prisioneros, los animales exóticos, las riquezas y los despojos de la batalla, los soldados, las armas y los trofeos, como se puede ver en el tapiz de Guimarães, llamado “Triunfo”.
Se le dio entonces el nombre de Escipión “el Africano”. Su vida fue contada por Tito Lívio, en su Historia de Roma, y más concretamente en los episodios relacionados con la Segunda Guerra Púnica. La obra de este importante historiador latino fue conocida por los hombres desde la Edad Media hasta el Renacimiento, y hubo varias ediciones en circulación. Lo mismo ocurrió con Apiano (95 d.C. – c.165 d.C.) y su historia de Roma, con gran probabilidad, sirvió de fuente, concretamente para la representación del “Triunfo de Escipión”. El poema África de Petrarca y su obra Triomphi también fueron esenciales para la construcción de la narrativa pictórica. Una fuente artística importante fue la obra de Andrea Mantegna (c.1431-1506), El triunfo del César (Palacio de Hampton Court).
El personaje de Escipión, convertido casi en leyenda, era el modelo del guerrero perfecto, a la vez valiente, virtuoso y generoso, y un tema muy atractivo para cualquier monarca o miembro de la nobleza, que podía hermanarse con esta figura en la grandeza de sus cualidades.
María Antonia Gentil Quina