Horario: 10:00 - 18:00

PD0277

Tapiz de Escipión: Encuentro entre Aníbal y Escipióna
Autor: Andries Van den Dries
Centro de Fabricación: Bruselas, Flandes
Datación: 1636-1671
Materia: Lana y Seda
Dimensiones (cm): 310 x 300
N.º de Inventario: PD0277

En el centro, Escipión con el bastón de mando en la mano observa a sus adversarios al otro lado del río, a su lado un guerrero sostiene una lanza. Al fondo, a la derecha, el ejército romano espera la batalla. Cerca de la orilla opuesta, una figura vestida al estilo oriental (¿Aníbal?) dirige un ejército, en el que se puede ver un elefante. El contorno contiene guirnaldas de flores, frutas y animales: en las esquinas superiores aves y en las inferiores liebres y perros.

Tapices de Escipión
En 1959, el Palacio de los Duques entró en sus colecciones con el bello marco de tapicería del “Cuento de Escipión” tejido en Bruselas en el segundo cuarto del siglo XVII en el taller del tapicero Andries Van Dries. Van Dries fue maestro del gremio de tapiceros de Bruselas en 1635, recibió una carta de privilegio en 1642 y fue uno de los fundadores del “Pand” de esa ciudad en 1658. Todavía estaba vivo en 1671. Se le atribuyen, aunque sin pruebas documentales, la serie de Abraham del Museo Nacional de Varsovia, la serie de Alejandro del Museo de Santa Cruz de Toledo y la serie de Faetón del Kunsthistorisches Museo de Viena de Austria.

Desde el norte de Italia hasta África, el general romano Publio Cornelio Escipión (235-184/3 a.C.), combatió a los cartagineses e impuso el dominio de Roma sobre la Península Ibérica y el continente norteafricano. Derrotó a Aníbal en la batalla de Zama, batalla que marcó el final de la Segunda Guerra Púnica (218-201 a.C.). Escipión hizo su entrada triunfal en Roma en el carro de la “Victoria” y fue llevado solemnemente al Capitolio, en una procesión en la que desfilaron los botines de guerra, los prisioneros, los animales exóticos, las riquezas y los despojos de la batalla, los soldados, las armas y los trofeos, como se puede ver en el tapiz de Guimarães, llamado “Triunfo”.

Se le dio entonces el nombre de Escipión “el Africano”. Su vida fue contada por Tito Lívio, en su Historia de Roma, y más concretamente en los episodios relacionados con la Segunda Guerra Púnica. La obra de este importante historiador latino fue conocida por los hombres desde la Edad Media hasta el Renacimiento, y hubo varias ediciones en circulación. Lo mismo ocurrió con Apiano (95 d.C. – c.165 d.C.) y su historia de Roma, con gran probabilidad, sirvió de fuente, concretamente para la representación del “Triunfo de Escipión”. El poema África de Petrarca y su obra Triomphi también fueron esenciales para la construcción de la narrativa pictórica. Una fuente artística importante fue la obra de Andrea Mantegna (c.1431-1506), El triunfo del César (Palacio de Hampton Court).

El personaje de Escipión, convertido casi en leyenda, era el modelo del guerrero perfecto, a la vez valiente, virtuoso y generoso, y un tema muy atractivo para cualquier monarca o miembro de la nobleza, que podía hermanarse con esta figura en la grandeza de sus cualidades.
María Antonia Gentil Quina

Aníbal Barca
General cartaginés, considerado uno de los mayores estrategas militares de la historia, se hizo famoso en la Segunda Guerra Púnica (entre los siglos III y II a.C.).

Destacan varias cualidades que hicieron de él uno de los mayores líderes de la historia: resistencia física, enorme prudencia, audacia ante los peligros y gran habilidad táctica.

Su formación militar y su aversión a los romanos se deben a su padre, Amílcar Barca. Les movía el deseo de vengar la derrota de los cartagineses en la Primera Guerra Púnica.

El asesinato de Asdrúbal (fundador de Cartagena) en el año 221 a.C. precipitó el ascenso al poder de Aníbal, que inmediatamente inició una política de conquista de territorios a los romanos para reforzar su presencia en la Península Ibérica.

Fue el general más activo en la Segunda Guerra Púnica, en la que realizó una de las hazañas militares más audaces de la antigüedad: Aníbal y su ejército, que incluía treinta y ocho elefantes de guerra, salieron de Hispania, cruzando los Pirineos y los Alpes con el objetivo de conquistar el norte de Italia. Derrotó a los romanos en grandes batallas campales como la del río Trebbia, la del lago Trasimeno y la de Caña, que aún hoy se estudian en las academias militares.

Después de que Escipión (general romano) invadiera África, el senado cartaginés le llamó para que regresara a Cartago, donde finalmente fue derrotado por Escipión en la batalla de Zama (202 a.C.). Aníbal se exilió entonces al rey de Siria (Antíoco el Grande), dándole importantes consejos en su guerra con los romanos, que finalmente salieron victoriosos. El cartaginés buscó otro lugar de exilio, primero en Creta y luego en Bitinia.

Los romanos negociaron con el rey de Bitinia (Prusia) para que les entregara a Aníbal, pero este prefirió suicidarse con veneno antes de someterse a la humillación de ser prisionero de sus enemigos.

Sixto Aurelio Víctor (historiador y político del Imperio Romano) escribió que su cuerpo yace en un ataúd de piedra, en el que es visible la inscripción: “Aquí se esconde Aníbal”.

Tapeçaria Encontro de Cipião, O Africano, com Aníbal Barca