Horario: 10:00 - 18:00

PD1131

Libro de Canto llano
Autor: Desconocido
Centro de Fabricación: Coimbra, Portugal
Datación: Siglo XVI-XVII
Materia: Pergamino, Cuero y Madera
Dimensiones (cm): 65,8 x larg. 49,5
N.º de Inventario: PD1131 / MNMC2271

Kirial es un libro que contiene la música de las partes fijas de la misa (ordinaria o común) que se cantaban hasta la reforma del Concilio Vaticano II: Kyrie eleison, Gloria in excelsis, Credo, Sanctus y Agnus Dei. Contiene varias versiones de estos cantos para misas más o menos solemnes, según el calendario litúrgico y en diferentes “tonos”. Las misas se clasificaron en “simples”, “semidobles” y “dobles”, según su importancia.

Era bastante habitual que estos libros contuvieran otras músicas, o simplemente textos, para adaptarse a las necesidades de la comunidad a la que servían, por lo que se llamaban Mistos.

Este Kirial contiene el Común de las Misas, textos bíblicos sin música y algunas antífonas marianas.

El libro tiene algunas particularidades diferentes a los demás de Guimarães. Uno de ellos es un Gloria in excelsis con un texto “extraño” (no litúrgico) insertado en medio de esta Doxología. Estos textos se denominan “tropos”. Eran muy comunes, especialmente durante la Edad Media. Los tropos insertados aquí son “marianos”, lo que implica que se cantarían en las fiestas a la Virgen, como se indica al principio del canto (Domina Nostra).

La importancia de estos libros en la práctica musical de la liturgia religiosa cristiana se manifiesta en el cuidado con el que se produjeron, tanto en el soporte de los textos y la música, en pergamino, un material muy caro, como en la decoración de las mayúsculas iniciales.

Debido al alto valor y a la escasez del pergamino, las alteraciones litúrgicas a lo largo del tiempo o la introducción de nuevos textos obligaban a raspar el original, como ocurre en este libro, reescribiendo la nueva música y/o el texto, que se denominan “Palimpsestos”.
Eduardo Magalhães

Con la aparición del cristianismo, todavía en el Imperio Romano, comenzó a surgir una nueva música, a través de la cual los primeros cristianos expresaban sus sentimientos de fe, esperanza y amor. Escondidos en las catacumbas bajo la ciudad de Roma, debido a la persecución, los cristianos crearon sus propias formas de práctica religiosa y musical, entonando un tipo de oración: cantos monofónicos que consisten en una línea melódica simple, sin acompañamiento musical, con un ritmo característicamente prosódico y un texto en latín.

El canto romano es el llamado canto gregoriano, cuyas características propias fueron heredadas de los salmos judíos, así como de los modos griegos, que en el siglo VI fueron seleccionados y adaptados por el Papa San Gregorio Magno para ser utilizados en las celebraciones religiosas de la Iglesia Católica.

Tras el Concilio Vaticano II (1965), el latín dejó de ser la lengua oficial en la liturgia de la Iglesia y las celebraciones se realizaron en la lengua vernácula de cada país. La práctica del canto gregoriano se limitaba a los monasterios y a los grupos de admiradores.

Objeto museológico (livro de cantochão)